Al trasladar en 1983 una parte de mi biblioteca desde mi domicilio al que sería mi cuartel general y taller hasta 2006 —calle de la Riereta, 10—, vi que había llegado el momento de renovar el exlibris que hasta entonces había venido utilizando: una simple tira de papel adhesivo color malva con mi nombre impreso. La idea era dejar atrás el grafismo y la mera repetición, y efectuar sobre el libro algún tipo de intervención tridimensional e individualizada que lo distinguiese como mío.
En el verano de aquel año comencé a recortar el perfil característico de algunas especies vegetales en las hojas de cortesía de mis libros. En un principio la intervención debía ser indiscriminada y efectuarse a cada ejemplar. Con el tiempo, lo laborioso de la operación me ha llevado a trabajar únicamente sobre los que realmente me interesan y quiero retener.
El papel, el libro y por derivación la biblioteca no son más que fibra vegetal comprimida y desecada. Bajo la quietud de los libros y la calma de la biblioteca palpita la pulsión contenida de la vida vegetal por expandirse. Toda biblioteca es bosque en potencia, espesura y selva, masa forestal y forraje silvestre en los que late todavía la consigna primordial de proliferar hasta triunfar y cubrir de nuevo el mundo por completo.
Triunfo de la maleza es un recorrido visual por el espeso herbazal de esas cerca de quinientas páginas de cortesía intervenidas que hay en mi biblioteca a día de hoy. El trabajo se muestra en tandas de setenta imágenes que se renovarán periódicamente.
