Agñipé. Esta exposición, intensa y de título harto enigmático, le hubiese encantado a Emily Dickinson. También me…
ContinuePusimos en marcha De La Pulcra Ceniza en 1995 con la idea inicial de publicar exclusivamente plaquettes e ínfimos volúmenes de poesía. Como eslabón final de una serie de aventuras editoriales previas —El pavo embelesado, El fuego inolvidable, Ortiga editora, (1986-93), caracterizadas por su marginalidad y pobreza de medios— De La Pulcra Ceniza se proponía en su programa aprovechar aquel bagaje, no abandonar el talante interdisciplinar y heterodoxo de la edición abierta y en precario, y ofrecer productos de calidad pensados y calibrados para dar el paso milimétrico que nos permitiese saltar de la escena marginal a la minoritaria.
Al cabo de estos años de actividad, De La Pulcra Ceniza ha ensanchado su oferta y se ha convertido en un proyecto amplio y diverso que ha repensado los principios y paradigmas de las artes gráficas tradicionales y lo que significa editar distinto en el siglo XXI. Entre sus peculiaridades destacan el haber rastreado la presencia arcaica de la boca enquistada en la cultura visual y el empleo de una técnica tan reñida con la imprenta como inusitada en el ámbito de la edición: la talla de piedra.
La expresión más genuina de la singularidad de De La Pulcra Ceniza como editorial disidente es la colección Biblioteca fósil, que presenta y acredita, con total desparpajo, esculturas como ejemplo de publicación cabal. El resto de su catálogo incluye edición objeto, ilustración, estudios de logotipos y libros tuneados, todo ello desperdigado por colecciones y curiosas poéticas como Libros de la Micronesia, El azul de la carne, Gráfica sideral, Libro del sábado, La estampa indeleble o Transmigración de la boca.
Por debajo de las diversas acepciones, máscaras, y humildes sellos editoriales que hemos utilizado no han dejado de fluir el mismo anhelo y la misma actitud: decir algo breve con algún atisbo siquiera de elegancia y cuidado, y ocuparnos en ello encandilados por el verbo malicioso de Lord Shaftesbury, quien, hace ya dos siglos y acaso algo achispado, se aventuró a opinar que “editar es una ocupación de caballeros”.
De La Pulcra Ceniza son: Ángel Fraternal, producción y Juan Miguel Muñoz, edición.